miércoles, 14 de septiembre de 2005

Límites

Hoy me preguntaba, si estar atravesando las situaciones que atravieso en mi nuevo lugar de trabajo, eran una especie de castigo por no tener objetivos en la vida.

Estoy pensando mucho en el PROPOSITO en el último tiempo.

Me cuesta explicar a quienes me conocen bien, que no tengo propósitos. Les cuesta entender que exista alguien que no tenga objetivos. (Y es real, no los tengo, señores, vivo la vida así como viene, como se presenta).

Me mueve a pensar en qué momento "mal aprendí" las reglas del juego. Por qué no me grabé a fuego, como lo han hecho otros, que todo lo que hacés y des-hacés tiene que servir a un fin determinado, a llegar a una meta en particular.

Me dí cuenta, que esto de no tener objetivos, finalidades, metas, propósitos, me transformó en un ser ILIMITADO... que se entienda bien, un ser sin límites.

No tengo límites, en sentido positivo, ni en sentido negativo. No tengo límites conmigo. Soy muy permisiva a veces, soy muy cruel en otras. Permito mi propia autoexigencia, de la misma forma que me permito no hacer esfuerzos por cambiar algunas cosas que sé que debería.

Hoy medité mucho también en la limitación que tengo para valorarme, para darle valor a mis capacidades, a mí, a mi tiempo, a mi forma de hacer las cosas.

No sé si mis problemas y preocupaciones del día de hoy pasan en realidad por la falta de proyectos o no, ni tampoco sé hoy, cómo empezaría a tenerlos.

Sólo sé... que lo pensé... y desde ese punto se transforma en algo importante.

Vamos a ver, entonces, que resulta de esto... si encontramos el motivo, o un motivo, para que las cosas cambien...

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